Para participar

Para participar
Enviar texto a palabrasenronda.gmail.com

viernes, 15 de noviembre de 2013

Un día en tu vida


De Agustin Spina


 Son las 4 am, la casa está vacía, el silencio es tan hondo y te recuerdo, te miro en las letras de esa canción que me recomendaste esa tarde de domingo.

Estoy en la cocina sentado en un banco de madera que casi siempre es incómodo pero hoy es distinto; en esta cocina que tanto disfrutamos en familia, sobre esta mesa, hay largas conversaciones, hay peleas y hay de las mejores sonrisas, esta mesa fue donde mi bisabuela amasaba, donde preparaba la pasta de los domingos para honrar a la novia de su hijo…

En esta mesa te conocí…

Cierro un poco la ventana, está entrando un viento fresco, la oscuridad de la noche se tiñe de la calidez de esta habitación… se siente el aroma del pasto que esta largo y un goteo de una canilla que su cuerito esta viejo y… me quita un poco de escena.. a ver…

Volví el cuerito no tiene arreglo hago de cuenta que estoy en una sala de espera de un consultorio de algún oriental antes de darme algún te para que se me vaya la alergia… me está empezando a gustar el goteo que parecía torturante.

Pienso en vos…, imagino tu cara leyendo estas líneas, alguna mueca de sonrisa y por ahí unos dedos que suavemente empujan los lentes que comienzan a caerse por tu nariz…

Te imagino en tu departamento que huele a sano, a hojas verdes, quizás sea de esa ensalada que estas por cenar o del bonsái que está contento porque le entro mucha luz esta mañana…

Y estás ahí recostada en el sillón, con vos no cruje, se siente cómodo, de ropas sueltas pero que bien te quedan!!… tu pelo busca la forma que más quiere y vos solo lo dejas ser…tus piernas recogidas y tu pie, creo que es el pie derecho, siguiendo el ritmo de esa canción que suena allá a lo lejos…

Hoy tuviste un día concurrido, te vino a visitar esa clienta que todos los días te cambia el color de la pared, suena el teléfono y el capataz de la obra te avisa que faltaron dos de la cuadrilla y que no llegan a poner las aberturas de esa casa que tenes que terminar en unos días…por qué tantas complicaciones si querés tener soluciones, todavía te queda el viejo del country que quiere hacerle la casa a su hija de regalo de bodas ( sería más fácil hablar con ella para saber sus gustos)… y suena de nuevo el teléfono es tu amiga de toda la vida que te dice que te olvidaste de sus mates con gusto a depre de matrimonio con crisis…

Miras al techo, estiras las piernas debajo del escritorio y te metes en Facebook para ver quienes contestaron tu invitación a Buenos Aires, y solo ves un par de “me gusta…”

….respiras hondo y das un sorbo a ese café que preparaste con un terroncito de azúcar morena y te inunda de olores, olores a barcitos de España, de esos metidos en medio de pasajes sombríos; de tardes de balcones, mirando el mar pegar ante esas rocas una y otra vez... y no se cansa…

… de amaneceres luego de esa noche tranquila que dormiste de un tirón… de ese pasto húmedo de aquella tarde donde llovió y pareciera que todo el jardín lo acabaran de hacer… de esa noche fría en ese campo perdido en la nada, de ese beso fresco, de esas caricias en tu espalda aquella noche….

Se cierran tus ojos y sentís que alguien viene desde lejos, se acabó el vergel de ese sorbo porque ya viene alguna queja, y sorpresivamente es la vecina, hoy podó el cerezo y te trajo una ramita casi negra llena de pequeñas flores blancas…nunca habías visto algo tan delicado y simple… es perfecto.

En un ratito te acordaste de ese pueblito llano donde tu abuela te espera con los mejores besos…

Y ya la carta la doblaste, entró en la latita de los recuerdos, la subís a ese estante entre cajas con ropa de estación y solo le ves una parte al acostarte, la miras y se te vienen muchos pensamientos, de esos que no se pueden escribir y menos desde el que te imagina…

Y lentamente tus ojos comienzan a cerrarse y mañana será otro día, de obras, de clientas histéricas, de padres con ilusiones, de flores blancas y de suspiros con olor a café con terroncitos de azúcar morena…





Agustín

miércoles, 15 de mayo de 2013

Casi permanente borrador



De Agustín Spina


Aunque el cielo se ocurezca de repente
Aunque la tierra se duerma ante un sol distante
Y la noche parezca un final desierto
Seguiré parado en tu puerta.

Aunque el frío me consuma
Aunque la lluvia me cierre los ojos
Y mi alma respire pánico
Seguire parado en tu puerta.

Aunque me callen las estrellas
Aunque repentinos murciélagos me atemoricen
Y no vengas a rescatarme
Seguiré parado en tu puerta.

Aunque las letras de esta hoja no digan nada
Aunque la tinta se espese de olvido
Y esa flor azul siga guardada en pesadas páginas
Seguiré parado en tu puerta

Aunque te hayas olvidado de besarme
Aunque mois lágrimas no te conmuevan
Y mi desgarradora alma dolorida
Te grité consuelo
Seguiré parado en tu puerta

Aunque no te rías de mis alegrías
Aunque no desees mi boca en tu espalda
Ni mis manos, ni mi pelo
Seguiré parado en tu puerta

Y, si un día de esos, quien sabe..
Me mires y susurren tus labios una sonrisa
Y tu mano ilumine esa sombría noche mía
Ese día, en ese instante,
Me habrè ido.

viernes, 12 de abril de 2013

OJOS FIJOS

 De Jor Bon


La mirada fotográfica.
El ángulo eterno con que miro desde que llegué a terapia a pasar mis últimos días.
El paisaje es monótono, mi cuello se curva y mi cabeza siempre termina de costado apoyándose en la almohada.
Tozuda la enfermera fuerza mi postura para que mire el techo pero casi por inercia vuelvo a mi plano.
Ahí domino la escenografía: la cama de al lado con sus sábanas amarillas; las manchas de la pared, la ventana hermética y el incesante intercambio turístico de moribundos.
De tanta experiencia uno desarrolla un ojo clínico; sabe de los ojos de cáncer; de los brazos de gangrena avanzada; de rostros consumidos; del temblequeo de asmáticos crónicos.
Hoy me levanté tarde. Mis ojos ya se habían acostumbrado a los restos diurnos del último paciente.
Siempre me duermo con la sensación de que al otro día no voy a abrir los ojos.
Rutinariamente los abro tristes, pestañeo triste, veo sombras hasta que hago foco.
Generalmente son de hielo las miradas de los otros enfermos.
Pero esta vez hay chispas.
Chispas en un lugar sin combustión para moribundos.
De repente veo su mirada de paciente nueva ; cuando digo nueva no digo muerta en vida sino nueva; fresca.
Aunque fresca me quema. Desconfío de las brazas;aquí los fuegos suelen ser ilusorios.
Sin ambrago ninguno de los dos pestañeamos como en un juego.
Sus pupilas me quieren contar algo.
Sus pómulos increíblemente enrojecen como si le saliera un fuego desde abajo.
Creo que la inhibo pero sus ojos no salen de ahí.
Pienso en el lugar de procedencia de su calor femenino y me excito.
Espero disimular mi mirada lasciva o por lo menos disculparme.
Intuyo q ella ya de dormido estaba fijando su vista hacia mi, sería su presa. Por eso una vez levantado el hedor de su gualicho me arrastró.
Lleva pelo recogido como me gusta a mi.
Para un ojo sensible como el mio se deja entrever algunas canas como lo prohibido. “ Lo prohibido de su cuerpo”digo sin querer con los labios.
Ella lee todo y hace una mueca de colegiala.
Imagino sus pechos como los de una adolescente.
La mujer, con su dificultad para el movimiento, trata de bajar un poco sus sábanas, sensual.
Mis manos imaginarias llegan hasta su cama.
Es muy perceptiva, las ve llegar y no solo eso sino que las está esperando, se prepara para recibirlas.
Sus manos concretas guían a las mias imaginarias por un recorrido hacia sus rincones más íntimos.
Adivino su piel erizada, siento los escalofríos y una parte de mí se despierta.
Hacemos un pacto tácito: los dos cerramos los ojos; tenemos suficiente material fotogénico e imaginativo.
Cerramos los ojos como quien apaga la luz y nos fundimos.
Tal vez mañana no podramos abrir los ojos.
Pero no nos importa

lunes, 4 de marzo de 2013

VICIOS

Jorge Mario Ortiz.




Aquel hombre tenia todos los vicios que un mortal tan imperfecto como él podía tener.
Fumó todo lo que le permitió su angina tabacal.
Bebió alcohol ante el clamor de su hígado maltrecho. Trasnochó hasta encandilarse con cada nuevo sol.
Vicioso del comer, del mate y de otras yerbas.
Aquel hombre murió joven, por supuesto. Pero contra todos los pronósticos murió de tristeza y soledad, porque amó adictamente a una mujer cuyo único vicio, era la mentira.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Mujer encinta.

JORGE MARIO ORTIZ 





Cuánto amor te ha llevado a este camino?
Cuántas caricias y besos a mansalva?
Cuanta pasión,
Cuantas promesas compartidas imploraron la bienaventuranza.

Qué laberintos debiste transitar para llegar a tanta gloria?
Qué vertiente halló en vos su fino cauce?.
Que boca te susurró tantos te quiero
Y qué peregrinaje te dio tanto milagro?

O tal vez,
Cuánto sin saber te aconteció, mujer encinta.
Cuánta ignorancia,
cuanto sin pensar en después te llenó el alma.
Cuántos adioses nacieron desde entonces?
Cuánto abandono tal vez, qué soledades?

O quizás,
Cuánta violencia sembró tus campos desvalidos?
Cuánta brutalidad hizo mella en tu intimidad tan indefensa.
Cuánto futuro se llevaron en tu grito?
Cuánta bestialidad te maltrató y dejó huellas?

Cuánto de rebeldía y negación corre en tu sangre?
Cuánta incomprensión te abate cada día?
Cuánta inocencia vapulearon en la fuerza?
Cuánto de sin razón lleva tu vientre?

Oh mujer.
Un día no lejano,
será innegociable tu decisión sin llagas
y universal tu verdad, como la vida misma.
Para que solo amor albergues como un cuenco
y sea tu fecundidad como una primavera.

Y llegará ese día cuando vos lo decidas.
y llegará ese día
cuando vos,
decidas.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Yo te cuento





Agustin Spina 

De esa mujer nacerá una niña
De esta mujer de voz dulce
Verseando nanas en sombras
De nogales
Como aquella zambita tan tierna.

Nacerás entre almas musiqueras
Dibujitos y acordes colorean
Una colchita tejida en nueve meses, entre susurros y anhelos te esperan.

Tu padre acaricia un vientre
Lleno de aroma a jazmines.
Tu madre lo mira en silencio
Y ambos entre rezos se emocionan…

Clara es tu nombre
Como la noche pintada de estrellas.
Clara es tu nombre
Como estas lágrimas esperanzadas de milagros.
Y tu cuna vestirá fresias
De este loco amigo que te cuenta.