Cuentito de madrugada solitaria

De Agustín Spina

En el altillo de techos bajos, olor a madera, humedad en las paredes, libros de mas de 50 años ya amarillos, cd de colecciones de diarios, un globo terráqueo con varios giros y dedos marcados en lugares perdidos, algún recuerdo de un viaje, el baúl de los casos perdidos, las nostalgias de aquellos días donde la vida era inocente, las cartas y poesías recién terminadas para ese amor de barrio, los puchos en el cenicero ya consumidos, el mate lavado, el ruido de agua que no cesa del tanque en el techo, fotos de familia, hermanos menores corriendo insectos, telas de arañas culonas que dejaron a las moscas atrapadas y se fueron, cajitas de madera con habanos cubanos ya secos de tantos años guardados, diplomas de estudios ya terminados, maquinas de escribir que no tienen teclas, creo que les falta el espacio.., los ecos de los pisos de madera con tantas andanzas encima. Entre tanto humo de cigarrillo quemado, por tantas secas intensas, escucho algo allá a lo lejos, la letra no la oigo pero es envolvente, cálida, apasionada…cierro los ojos, suelto mis manos que golpean con la silla al caer. ¡Silencio ahí estás!... Me asusta. Recuerdo amores perdidos por tanta poesía encantadora, no, no quiero hablar, no quiero llorar, ni correr de felicidad, ni que la ansiedad salte escalones. No… no… no quiero seducir, no quiero oraciones alentadoras, no quiero esa nube voladora que me da sudores en la espalda… Tu música, solo eso, quiero.